Antes de morir Carlos Fuentes (Panamá, 1928 – México, D. F., 2012) dejó dos libros: Personas y Federico en su balcón. Si el primero es un retrato personal sobre las figuras más queridas por el autor de La muerte de Artemio Cruz (Alfonso Reyes, Luis Buñuel, François Mitterrand, André Malraux, Fernando Benítez, Susan Sontag, Pablo Neruda, Julio Cortázar, Ignacio Chávez y Lázaro Cárdenas entre ellas), el segundo es el diálogo ficticio entre Federico Nietzsche y Dante Loredano, trasunto del propio Fuentes. Alternando sus voces, Nietzsche y Dante dibujan el escenario de una ciudad asediada por las fuerzas centrípetas y centrífugas de una revolución social en plena efervescencia contra las poderes establecidos, léase las supremacías del poder económico y militar, revolución que teñirá la urbe de sangre, desolación y muerte.
Cual si fuera Virgilio guiando a Dante por los círculos más sórdidos del infierno en que se ha convertido el mundo, Nietzsche le explica a Dante en qué se ha convertido la ciudad, a saber, un suerte de escenario ideal para la revolución: “Violencia para el cambio. Y cambio para el bien. Llegar al mundo perfecto soñado por la revolución mediante la perfecta violencia que sólo la revolución podía asegurar.” Esa era la consigna revolucionaria de Leonardo y su amigo Aarón y de Saúl Mendés. Fuentes cruza la historia de estos personajes -ahítos de una violencia atávica- junto a historias como la de Rayón Merci y sus escalofriantes perversiones con la niña Elisa, como la de los padres de Dante, Zacarías y Charlotte, o como la del travesti Dorian Dolor. Estas historias entrelazadas no siempre fáciles de seguir dan cuenta de cómo la ambición, las intrigas, el poder o el crimen sujetan el mundo.
No quedarán fuera de juego una miríada de reflexiones entre Nietzsche y Dante sobre qué cosa es el amor, la familia, la identidad, la sempiterna idea del eterno retorno o del superhombre o qué papel juega la justicia, el poder, la traición, el dolor y la muerte en el sí de las guerras intestinas que están en ADN de todas las revoluciones que en el mundo han sido. Como testamento literario de Fuentes esta novela es la cifra para leer su obra como una vasta reflexión crítica sobre la más palpitante de las realidades: el hombre y sus pasiones.