Además de ser un estudioso del barroco hispánico, especialista en Calderón y en la cultura del complejísimo XVII, el profesor Javier Aparicio Maydeu es un crítico con una clara vocación comparatista e interdisciplinar, un ensayísta que recrea sus conocimientos haciendo del lector un inexcusable y cómplice compañero de viaje y de guiños. Si en Lecturas de ficción contemporánea. De Kakfa a Ishiguro se enfrentó al entramado textual, temático y narratológico de los representantes de la literatura del siglo pasado, contribuyendo también a una relectura de ficciones rabiosamente contemporáneas, en El desguace de la tradición. En el taller de la narrativa del siglo XX quiso saber cómo pergeñaban sus obras Joyce, Faulkner, Proust, pero también DeLillo, Barnes o Foster Wallace, penetrando en el laboratorio secreto de la imaginación donde se fraguaron sus historias. En esta búsqueda por encontrar el grial artístico y literario del siglo XX, Aparicio entrega ahora un cuerpo a cuerpo con uno de los conceptos más arduos, comprometidos y discutidos del mundo de la cultura: la tradición. La tarea de construir una gramática de la tradición contemporánea, diseccionando con lupa continuidad y ruptura, a la vez que cuestionando fronteras, disyunciones y contradicciones se convierte en la energía primera del orden intensivo que su escritura propone.
Este ensayo trata “de reducir el abstruso concepto de tradición a una definición por lo menos permisible o tolerable con la que poder adentrarse en el funcionamiento interdisciplinar en la cultura contemporánea, aportar textos fundamentales sobre el concepto que alienten un reflexión fructífera, y observar de cerca sus contradicciones y sus ambigüedades inevitables pero su incontestable posición de privilegio en la creación artística y el pensamiento teórico.” Y, en efecto, esta triada se cumple a rajatabla durante todo el ensayo y hace las delicias del lector que se asoma, atónito, a una lectura y relectura de la tradición en tanto que cajón de sastre donde acude el creador para sumarse o rebatir lo pensado, lo escrito, lo pintado, lo escuchado o lo filmado. Es por eso que se afirma aquí que “desde una óptica diacrónica la continuidad de las rupturas no es más que la continuidad de las continuidades, no es sino la tradición”. Este leit motiv vertebra todo el libro. En la experiencia de la modernidad estética se agudiza, como es sabido, el problema fundamental de la legitimación de la propia subjetividad -que Hegel descubre como principio de la Edad Moderna- enfrentada a la experiencia histórica. Aparicio entiende esta enfrentamiento entre subjetividad e historicidad como una modernidad que, en el mejor de los casos, se convierte en lo que Habermas llamó un “pasado auténtico de una actualidad futura”; en el peor, en “la creación de tradiciones efímeras”, como afirma el propio Aparicio de manera feliz.
El libro se convertirá en un texto de referencia para todos aquellos que quieran saber qué cosa es la tradición, cómo es que una obra con sentido estético entra en el canon y porqué otra, que solo buscaba formar parte de los elegidos, será expulsada para siempre del Olimpo de los dioses, y de qué manera Borges, T. S. Eliot, Gadamer, Claudio Guillén, Harold Bloom, John Barth, Octavio Paz, Hannah Arendt y Yuri Tinianov vieron en la tradición la piedra de toque de todo el sistema literario. El lector comprenderá de una vez -cosa nada corriente- porqué “la creación es recreación [y porqué] la tradición observa siempre desde lejos, sin perder detalle, los movimientos de la originalidad”. Si este mismo lector quiere saber porqué Sueño con mujeres que ni fu ni fa de Beckett “resulta insignificante para la historia de la literatura y esencial, en cambio, para la literatura”, si quiere tener entre manos un libro que le facilite buena parte de las dudas que se plantearon los pintores, los novelistas, los músicos, los arquitectos y los cineastas a la hora de enfrentarse o no a la tradición, si quiere comprender, al fin, cómo condiciona, estimula o bloquea la tradición el proceso creativo tendrá en este libro los argumentos más inequívocos. Pero sospecho que no solo eso. Porque esta “gramática de la tradición” es también a su manera, como aquellos dos libros citados más arriba, muchos libros. Es un texto escrito con una potencia reflexiva inusitada en los días que corren (solo hay que ver cómo Aparicio se atreve, muy al inicio, con una definición de tradición que ustedes no se pueden perder). Es un río de corriente continua de citas impagables. Es, si se quiere, un laberinto cuyos pasillos conducen a notas al pie que guían en distintas direcciones, entrecruzándose entre ellas para dibujar un mapa de lo dicho a propósito del concepto tradición. Y, last but not least, es una escritura alegre que franquea un límite porque permite que el lector lea y escuche al unísono la voz de un estudioso perspicaz y sutil.