Elena Poniatowska (París, 1942) es mexicana por elección, periodista por casualidad y novelista porque sí. México, el periodismo y la literatura son para esta mujer vinculada a la familia real polonesa la tríada sobre la cual interrogar constantemente a ese país del que no sabía nada cuando llegó a los nueve años. Imposible no pensar en Poniatowska como la gran preguntona o como la que siempre está dialogando con la gente y con los distintos géneros: periodismo en forma de literatura y literatura que principia como un dato periodístico, como si de un reportaje documental se tratara. La suya es una escritura incómodamente fronteriza.
El tren pasa primero es el envés de una historia que Poniatowska vivió en 1959 cuando visitó la cárcel preventiva del Distrito Federal y pudo entrevistar al ferrocarrilero Demetrio Vallejo sobre el que ha construido la figura ficticia de Trinidad Pineda. Un mundo convulsionado por la fuerza centrípeta y centrífuga de un hombre que es capaz de poner patas arriba un país es lo que dibuja Poniatowska en esta novela de poderosa escritura y con soluciones estilísticas notables: “Los trenes eran proyectiles, la metáfora exacta del destino.” Pero lo más valioso es el retrato de este hombre, oscuro en su intimidad y luminoso para la lucha de los ferrocarrileros que el lector descubre gracias a la alternancia del monólogo interior y de los excelentes diálogos que Poniatowska intercala. Demuestra así que sabe dibujar la figura de Demetrio Vallejo gracias a la fértil pluma de su escritura creativa. El tren pasa primero asegura que la memoria personal depende de la reivindicación colectiva: “El tren era el sitio atípico e intemporal que los sacaba de la realidad, y sin embargo, gracias a él lo imposible se hacía real, la terquedad de los rieles y su transitoriedad hacían camino al andar… el tren siempre había sido el presagio de la conmoción, su función era trastornar el orden, resquebrajar la paz.”
La aparición de esta novela coincide con la publicación del primer tomo de las Obras reunidas (¡se anuncian entre 16 y 18 tomos!) y que contiene dos novelas (Lilus Kikus y Querido Diego, te abraza Quiela) y dos libros de cuentos (De noche vienes y Tlapalería). De Lilus Kikus Juan Rulfo dijo que “todo en ese libro es mágico, y está lleno de olas de mar o de amor como el tornasol que sólo se encuentra, tan sólo en los ojos de los niños.” Y les aseguro que las palabras de Rulfo son exactas. En Querido Diego, te abraza Quiela Poniatowska cuenta en forma epistolar la relación entre el pintor Diego Rivera y la pintora rusa Angelina (Quiela) Beloff. Algunos de los cuentos de los otros dos libros son la muestra idónea de una escritura comprometida consigo misma y con el mundo que le rodea.
Octavio Paz afirmó que “Elena es eso: un pájaro en la literatura mexicana.” Pues que tengan feliz vuelo.