Con El mundo de afuera Jorge Franco (Medellín, Colombia, 1962) ha conseguido el Premio Alfaguara de Novela 2014. El autor de Rosario Tijeras (2000) y Paraíso Travel (2012), ambas novelas adaptadas exitosamente al cine, declaró al recibir la noticia que la novela es “un relato que comienza como un cuento de hadas, con un castillo medieval, una princesa y un Medellín idílico, paradisiaco, y que termina como una historia del cineasta Quentin Tarantino”.
La historia del secuestro de don Diego por parte del Mono y sus secuaces es la historia de un amor secreto no correspondido. Isolda, la hija de don Diego, vive encerrada en un castillo. Ahí quedó prendado el Mono de Isolda y se juró para sí mismo que ella sería su único amor: “A mí no me gusta tanto porque sea princesa sino porque es rara. Canta en voz alta en la casa de muñecas, baila sola en el jardín envuelta en un velo y se mete en el bosque durante horas. La gente dice que su rareza no es más que su soledad.”
Ese idílico espacio literario y novelesco actúa de contrapunto al espacio claustrofóbico que ocupa don Diego, una habitación sin luz en la que pasa sus horas de cautiverio. El mundo de afuera es una interrogación doble de la identidad de unos entes de ficción que anhelan un mundo que para ellos no sólo resulta conflictivo, sino, sobre todo, imposible. El afuera produce violencia y es demente porque convierte la ficción en el espectáculo siniestro de una alucinación que tocará a su fin cuando muera la princesa del cuento: “La muerte se enamoró de la princesa de quince años, se le metió en el cuerpo, le invadió el sistema nervioso y se la llevó sin que pudiera despedirse de sus padres, sin que yo pudiera verla por última vez, sin que ella misma se diera cuenta de que moría.”
Franco ha sabido dosificar la intriga, substancial a esta novela, y envolverla de los acontecimientos que se suceden en dos mundos opuestos entre sí: la opulencia de la familia de don Diego es el contrapunto evidente al desdichado mundo del Mono. De eminente vocación realista, sin vocación de densidad ni de barroquismo, con unos diálogos eficaces y una lograda alternancia en las secuencias de la historia El mundo de afuera guarda como su bien más preciado el deseo irrefrenable de contar bien una historia dibujada con unos valiosos personajes.