Segundo bloque del curso Modernidad y Novela en Casa Elizalde. Iniciaremos un recorrido sobre un texto que convierte al lenguaje en una pura mendicidad: Molloy de Samuel Beckett. En lo que sigue una primera aproximación con fragmentos y bibliografía.
«En una fiesta en Inglaterra uno de los llamados intelectuales me preguntó por qué escribía siempre sobre el dolor y la miseria. ¡Cómo si esto fuese algo perverso! Quería saber si mi padre me había pegado o si mi madre se había escapado de casa, y si mi infancia había sido por eso desgraciada. Yo le dije: “No, he tenido una niñez muy feliz.” Lo cual hizo que le pareciera más perverso aún. Abandoné la fiesta lo más pronto que pude y tomé un taxi. En el cristal que me separaba del taxista estaban pegados tres letreros: en uno se pedía ayuda para los ciegos, en otro para los hospitales y en el tercero para los refugiados de guerra.»
Samuel Beckett
«Ahora ya no es posible saberlo todo. El vínculo de unión entre el Ser y el Objeto ya no existe. Uno ha de hacerse un mundo a la medida para satisfacer su necesidad de conocimiento, para entender su necesidad de orden.»
Samuel Beckett
«La expresión de que no hay nada que expresar, nada con qué expresarlo, nada desde donde expresarlo, no poder expresarlo, no querer expresarlo, junto con la obligación de expresarlo.»
Samuel Beckett, Detritus
«¿Dónde ahora?¿Cuándo ahora?¿Quién ahora? Sin preguntármelo. Decir yo. Sin pensarlo. Llamar a esto preguntas, hipótesis. Ir adelante, llamar a esto ir, llamar a esto adelante.»
El innombrable
«La lengua de Beckett con todas sus palabras, idiomas, hablantes, todos sus actos, todos sus fenómenos clisés todos llevados al límite, al paroxismo, al exceso, hasta la exasperación, la sublimación, la extra/ex/cita. Debido a la interferencia fabulosa de las funciones y las diferencias, lo Beckett es una manera, única en el mundo, de dar la palabra y la prioridad a lo que está siempre en nuestros márgenes. Lo Beckett pone de cara a la pared, en el rincón, la distinción entre el texto y lo que está fuera del texto, la voz y lo que está fuera de la voz, lo dicho y lo no dicho, el espectáculo y le discurso. La anula. El fuera de cuadro entra en escena. Es la hora de gloria de la Dirección de escena. La línea muda tiene la palabra. Porque todo habla. La palabra se interrumpe la palabra. Se apostrofa. Se escucha. Se burla. Huele a cita por todas partes. Y lo citado al infinito, citado, recitado, son giros. El Beckett falsario, incitador del idioma-francés, prestidigitador de instantáneas francesas, moneda corriente, hace siglos, y a decir verdad, campeón de la deconstrucción para-auditiva: eso es. Ya escuchamos eso. Es lo ya escuchado convertido en lo aún-jamás-escuchado. ¿Por qué este proceso?»
Hélène Cixous, El Vecíno de cero, Asociación Shangrila Textos Aparte, 2018, págs. 22-23.
El artista es el hombre sin contenido, que no tiene otra identidad más que un perpetuo emerger sobre la nada de la expresión ni otra consistencia que este incomprensible estar al lado de sí mismo.
Giorgio Agamben, El hombre sin contenido, Ediciones Áltera, Barcelona, 1998, pág. 93
Samuel Beckett
Texto
Molloy, Alianza/Lumen, Madrid, 2008.
Molloy, Edicions 62, Barcelona, 1990.
Bibliografía secundaria
Agamben, Giorgio, El hombre sin contenido, Ediciones Áltera, Barcelona, 1998.
Badiou, Alain, Beckett. El infatigable deseo, Arena Libros, Madrid, 2007.
Beckett, Detritus, Tusquets, Barcelona, 2001.
Birkenhauer, Klaus, Samuel Beckett, Alianza Editorial, 1976.
Cixous, Hélène, El Vecíno de cero, Asociación Shangrila Textos Aparte, 2018.
Cronin, Anthony, Samuel Beckett. El último modernista, La Uña Rota, Segovia, 2012.
García Landa, José Ángel, Samuel Beckett y la narración reflexiva, Universidad de Zaragoza, 1992.
Kenner, Hugh, Flaubert, Joyce y Beckett. Los comediantes estoicos, FCE, México, 2011.
Talens, Jenaro, Conocer Beckett y su obra, Dopesa, Barcelona.
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