Este extraño libro de relatos de Patricio Pron (Argentina, 1975) viene a conformar la imagen de un escritor adusto, cuya escritura es compleja y que anda ocupado en hacer de sus personajes seres huraños y huidizos, preñados de una soledad altamente enfermiza y que no es sino una huida hacia adelante tratando de expiar un pasado en ocasiones épico, pero siempre sórdido.
En La vida interior de las plantas de interior “… todas las historias son arrastradas por corrientes subterráneas y nada comprensibles a manchas que se encuentran en el mar y que son, vistas desde arriba, el repositorio de todo lo que alguien alguna vez en alguna parte ha pensado; son, para decirlo así, los vertederos de los pensamientos, y contaminan el mar, pero también dan refugio a una fauna habituada a vivir entre los restos.” En el universo cerrado de estos seres que tienen mucho de real -es sabido que la literatura de Pron juega día sí y día también a ser “autobiográfica”- el juicio moral sobre sus propios pasados, la mayor de las veces tormentosos o, en cualquier caso, difícilmente comunicables, está suspendido en el vacío. Aquí no importa para el lector si las historias deben de ser redimidas porque lo que parece dibujar Pron es un escenario donde ni hay culpa ni hay dios que la pueda castigar, si la hubiere.
Una parte de estos relatos están dedicados al mundo de la literatura como Un jodido día perfecto sobre la tierra, Diez mil hombres, Trofeos de amantes que han partido (en tantos sentidos un homenaje al cuento de Bolaño Una aventura literaria) y Algunas palabras sobre el ciclo vital de las ranas. Otros, al de las relaciones tormentosas y solitarias bajo el influjo del amor o del sexo. Mención aparte merece Como una cabeza enloquecida vaciada de su contenido porque más allá de que es uno de los mejores cuentos que he leído en tiempo en su poética parece contenida la sabiduría que Pron atesora, a saber, la de contar unas historias que se narran como si ya no hubiera sentido y cuyas conexiones el lector percibe pero no puede explicar, unas historias rotas que “recuerda[n] algo que aún no ha sucedido”.
La imagen luminosa de estos relatos viene precedida por una dialéctica de la turbación y de la soledad que Pron ha sabido transferir con esmero.