Seix Barral inicia con Estas ruinas que ves la recuperación de las obras de Jorge Ibargüengoitia (Guanajuato, México, 1928-Madrid, 1983), reconocido en su país y autor de culto en España, que desapareció prematura y trágicamente en un accidente aéreo junto a Marta Traba y Ángel Rama.
Estas ruinas que ves cuenta el regreso del profesor Francisco Aldebarán a su ciudad natal, Cuévano, para ocupar el puesto de profesor de literatura en la universidad y para escribir un libro sobre los crímenes cometidos por las dueñas de un prostíbulo. Pero este divertimento de Ibargüengoitia no está exento de nostalgia no tanto sobre la nada perdida, que diría Italo Calvino, sino sobre un futuro que pudo ser y no fue. Ciudad provinciana que se cree la Atenas latinoamericana, Cuévano “produce en el observador la sensación de que lo que está viendo no es un acontecimiento único, sino acto ritual que se ha repetido todos los días a la misma hora desde tiempo inmemorial y se seguirá repitiendo hasta la consumación de los siglos.” Es una ciudad chismosa, mezquina y borracha de sí misma en la que los personajes, el argumento y el estilo son concisos y lineales: en Ibargüengoitia no hay dificultad, sino el dibujo preclaro de un escenario cuasi teatral donde todo es fingido y por donde asoma su notable facilidad para recrear una atmósfera provinciana teñida de un humor incisivo y desilusionante. No se pierdan el catálogo de ideas fijas cuevanenses. La anécdota y lo cotidiano de la vida de Cuévano se convierten en categoría histórica. En esta novela asoma lo que para Ibargüengoitia fue un credo: lo grande es pequeño y lo pequeño, grande.
De él ha dicho Octavio Paz: “Humor seco, humor de ascendencia sajona más que latina, y una cierta inclinación a difamar la realidad.” La difamación de la realidad es una forma de presentarse ante el mundo y satirizarlo. No es esta la novela mayor de Ibargüengoitia pero sí es la mejor manera de entrar en su universo literario.