«Toda lectura es una quimera, una mixtura de uno mismo y otro, una actividad de escenas medio recortadas y de viejos sones acechados. Juega con las cadenas de oro del lenguaje. Novela su vida con lo que lee. Emplea su cuerpo en lo que no es. Argumenta con lo que argumenta. Sueña en el abandono. Ama y, más simplemente que ama, odia.» Pascal Quignard, Pequeños tratados II, Sexto Piso, Madrid, 2016, pág. 81.
Fragmentos