Posiblemente Ricardo Piglia (Adrogué, Buenos Aires, 1940) es uno de los exponentes más radicales de la experimentación literaria de nuestra maltrecha modernidad. Ha convertido sus textos –de ficción o críticos- en un decidido juego de espejos que tiene en la propia literatura el tema y la trama, la solución y el enigma. Formado como escritor a la sombra de las novelas policiales, lector voraz de Arlt y Borges, entusiasta de los Diarios de Kafka (libro que sólo lee cuando está escribiendo), Piglia es también un destacado agente cultural. Profesor visitante en varias universidades, fue director de una “Seria Negra” que le proporcionó el laboratorio perfecto desde el que crecer como escritor: leyendo a Poe, Hammett, Goodis, McBain o Chandler supo que quería ser escritor “de la inteligencia pura”. Piglia siempre coloca al lector en la misma posición de privilegio que ostenta el escritor.
En este sentido La invasión, primer libro de Piglia, publicado originalmente en 1967 y que se hizo con el Premio Casa de las Américas, es una colección de cuentos que bebe de las fuentes de la novela negra que tanto le cautiva. En esta reedición se incluyen dos cuentos inéditos -‘El joyero’ y ‘Un pez en el hielo’. Otros dos habían aparecido ya en Nombre falso (Anagrama, 2002): ‘Mata-Hari 55’ y ‘Las actas del juicio’.
En este libro volvemos a topar con todos los dispositivos que hacen de Piglia un autor inexcusable de la actual literatura latinoamericana. Aparece lo que él mismo denomina en Crítica y ficción (Anagrama, 2001, pág. 15) “la representación paranoica del escritor como delincuente que borra sus huellas” para que el lector descifre el enigma. En La invasión asoma la literatura como el espacio en el que se narra o un viaje o un crimen y como la imposible e infinita repetición de lo ya leído y de lo ya escrito. Eterno retorno sobre lo mismo, este libro acredita a Piglia como un cuentista de raza especialista en narrar la vida de personajes fracasados y amores imposibles. Pero hay dos cuentos que sobresalen sobre los otros.
El primero, ‘Las actas del juicio’, es un sobrecogedor relato de la muerte del general Urquiza que derrotó a Rosas en 1852. Su lectura es una de las experiencias literarias más intensas de los últimos años. El cuento narra cómo los propios hombres de Urquiza matan a su prócer. Este relato es un ejemplo idóneo de cómo hacer efectiva la resolución estilística del habla -la dicción- en la escritura. En este sentido, Piglia se ha convertido en el alumno aventajado de la lección que Rulfo diseminó por todo el continente americano.
El segundo, ‘Un pez en el hielo’, reflexión sobre El oficio de vivir de Cesare Pavese, es un relato característico del universo Piglia: mezcla de narración pura y de crítica académica. No saber si estamos leyendo un cuento o el artículo de un profesor universitario nos lleva al centro mismo de las cuestiones que interesan a Piglia: cómo narrar -literariamente- la realidad y cómo hacer de la literatura el corazón mismo del relato que se está contando.