“En el centro de todas mis tramas establezco una oquedad, un enigma, en cuyo torno se mueven los personajes. El vacío al que reiteradamente me refiero y del que depende el destino de los protagonistas jamás se aclara; lo menciono una y otra vez, sí, pero de modo oblicuo, elusivo y recatado. Instalo en el relato una ambigüedad y una que otra pista, casi siempre falsa.” Son palabras que Segio Pitol (Puebla, México, 1933) escribe como pórtico a este segundo volumen de sus Obras Completas. Pitol presenta el llamado Tríptico del Carnaval confesando que las cosas no son como parecen, las pistas pueden conducirnos a la conclusión equivocada: no debemos fiarnos de nadie y todavía menos del narrador. Su literatura es una invitación a desconfiar de todos los personajes. Las tres novelas –El desfile del amor, Domar a la divina garza, La vida conyugal– tiene una atmósfera común: los actores exploran, gracias a la fuerza subyugante del narrador, el exceso de situaciones cómicas que proporcionan una educación sentimental grotesca. Tomando la periferia de sus actuaciones como centro y eje de su prosa, Pitol nos proporciona la crónica trágica –pero risible- de un mundo donde la mofa, el escarnio, la locura, el humor, la subversión de los cánones, la mezquindad y la mediocridad presentan una realidad caleidoscópica.
En El desfile del amor, homenaje a una película de Ernst Lubitsch de título homónimo, no se relata la crónica de una pasión, sino de unos asesinatos encubiertos, corrupciones, mentiras… En Domar a la divina garza Dante C. Estrella trata inútilmente de domar a Marieta Karapetiz, pero él se verá convertido literalmente en un desecho, un excremento humano. En La vida conyugal una mujer tratará en vano de asesinar a su marido justo antes de cada aniversario de bodas. La burla está ya indicada desde los títulos. La vida que Pitol retrata en estas tres novelas es la farsa de la vida, la ridiculez de unos personajes vulgares, hiperbólicos, graves y triviales, cultos de oídas, excesivos sin necesidad: delirantes.
Saturadas de personajes comprometidos en acciones inútiles estas novelas son la mejor manera de acercarse a Pitol porque descubrimos el centro neurálgico de toda su producción. Novelas de la picaresca contemporánea, Rabelais de la mano de Jarry, este tríptico es un monumento literario de la comedia del arte que continúa la senda que Flaubert trató de dibujar con Bouvard y Pecuchet: delinear el mapa de la estupidez humana, de las ideas que gobiernan a unos personajes equívocos y narrarlo todo con las dosis necesarias de ironía, humor y parodia que han hecho de Pitol un referente inexcusable en la narrativa de la segunda mitad del siglo XX.